
El sol de aquella fría mañana había comenzado a salir y a secar el roció que regaba el piso de la prisión de Anville Town. El cielo estaba completamente despejado, pero aun así cada día tenia un tinte gris y azulado muy frió, que parecía querer contrastar con el uniforme naranja de los casi doscientos recluidos en aquel lugar. Los días regulares los guardias del lugar comenzaban a sacar en filas a los prisioneros para una inspección de rutina y comenzar con las actividades diarias, pero ese día era distinto. El pabellón se encontraba organizado en cuatro filas sobre el patio de la construcción, un patio de piedra con paredes de tres metros de alto con metro y medio de enrejado sobre ellas, todos en fila y en completo silencio mientras los guardias pasaban entre ellos escoltados por sus Pokemon. El grupo de prisioneros era de edades muy variadas, se podía ver desde jóvenes que no pasaban los quince años hasta ancianos que esperaban terminar sus días en aquel desolado lugar, y si bien era una prisión de seguridad media había varios prisioneros que se los consideraba peligrosos. A pesar de esto, la prisión jamás había tenido problemas, incluso varios de los presos habían logrado salir bajo fianza por buen comportamiento o en los peores casos disminuir sus días privados de libertad. Aun con la fama de una prisión sin muchos problemas, la noche anterior había ocurrido por primera vez en décadas una fuga de un criminal que estaba a punto de ser transladado a la prisión de máxima seguridad en Liberty Garden, una isla en medio del océano de Unova que había sido convertida en prisión a pesar de que su origen había sido muy distinto. No solamente había ocurrido una fuga, sino que esa misma mañana iban a llegar nuevos prisioneros, siendo que esa prisión no tenia nuevos integrantes desde hacia varios años.
Aun había bastante personal administrativo del lugar dando vueltas, si bien solían llegar a sus tareas por la tarde, así como personal de limpieza seguía terminando sus tareas a las apuradas, todo lo cual hacia que el patio se tiña de mas colores que el naranja de los uniformes. El día parecía bastante agitado y todos seguían hablando de la fuga ocurrida la noche pasada cuando los guardias se pusieron en posiciones frente a las filas de prisioneros. Una puerta de metal gris daba hacia al exterior varios metros después del patio pasando por un pasillo de piedra por el cual pueden pasar dos camiones grandes sin ningún problema. La puerta era lo suficientemente grande como para que al abrirse se escuche su chirrido metálico, haciendo que todos se queden expectantes. Todo el personal estaba en el patio ese día, los guardias se encontraban al frente, mientras que las personas encargadas del mantenimiento estaban al fondo junto con la única persona encargada de mantener la biblioteca.
Un guardia de cabello marrón algo largo y una barba apenas crecida se encargo de cerrar las ultimas puertas, y por tal motivo quedo junto con la chica encargada de la biblioteca, una joven muy despistada de cabello gris amarronado y pequeños moños rosas en su cabello. A unos metros se encontraba el empleado encargado de mantener limpias las celdas, un muchacho con un pañuelo blanco en su cuello, un cinturón rojo muy llamativo y lentes de contacto del mismo color, con un bigote algo crecido, el muchacho miraba con desgano la situación apoyándose sobre su escobillon. La puerta se abrió haciendo un gran ruido y por ella entraron dos camiones blindados azules con el símbolo que representaba esa prisión de Unova. El primer camión se detuvo frente a la fila de prisioneros levantando una nube de polvo que lo acompaño desde el exterior. Una prisionera muy joven de cabello rubio corto y con un pañuelo rojo en el cuello se encontraba al frente, que comenzó a toser y frotarse sus ojos por la nube de polvo. Si bien la prisión tenía pocas mujeres, se encontraban todas en un anexo alejado, solo compartiendo el patio en algunas ocasiones con los prisioneros hombres.
Las puertas de los camiones se abrieron, del primero (para sorpresa de muchos) el primero en salir fue un hombre de edad mediana con ropa negra muy oscura, una cruz con un símbolo en dorado en el medio y un cuello blanco. Era la primera vez que un cura pisaba ese lugar en casi cinco años. El segundo en bajar fue un joven de cabello marrón muy desordenado y una sombra de barba de unos días, despistadamente bajo acomodando algunas cosas de los múltiples bolsillos de su chaleco y comenzó a tomar algunas anotaciones en su cuaderno de mano. Un cura y un periodista, los murmullos no se hicieron esperar entre los presos que parecían muy divertidos.
El segundo camión abrió sus puertas, y esta vez si pudieron ver salir personas mas acordes al lugar. El primero en salir fue un joven que llevaba un gorro bordo oscuro y una curiosa cicatriz en la cara, parecía estar a punto de golpear a cualquiera que lo mirara. La siguiente persona en salir fue un joven con el cabello peinado hacia atrás, y a diferencia de la mayoría de los presos, su uniforme naranja parecía perfectamente planchado y abrochado hasta el cuello, tanto su rostro como su postura indicaban que estaba en el lugar incorrecto. Por ultimo y varios segundos después, tímidamente salio una chica de cabello naranja intenso y ojos del mismo color. La chica clavo su mirada en el piso y se puso en fila junto con los otros prisioneros recién llegados.
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So it begins!
Es un turno tranquilo, porque bueno les quiero dar un turno de ponerse en la piel de su pj nuevo. Y no, antes de que se alarmen (?) no tienen mochila ni starter aun (salvo bueno, los que lo tenían de antes, pero por cuestiones de burocracia en el momento nadie lo tiene encima, ademas voy a mantener el misterio una ronda mas, saben que les encanta)(?)
BTW, mi plan era postear el art de cada pj hecho por mi, tengo un par, pero bueno, voy a ir posteandolos/haciendolos (me faltan un par) mientras posteen.
(ahora es cuando todos postean hoy y mis manos sangran de dibujar)
y claro, minima sorpresa incoming pero no seria impactante ahora, no vamos a hacernos los extremos tan rapido (?)